¿QUÉ ES EL
CO2?
El dióxido de carbono (CO2) es el más importante
de los gases menores, involucrado en un complejo ciclo global. Se libera desde
el interior de la Tierra a través de fenómenos tectónicos, vulcanismo y a
través de la respiración, procesos de suelos, combustión de compuestos con
carbono y la evaporación oceánica.
Por
otro lado es disuelto en los océanos y consumido en procesos fotosintéticos. En
la actualidad su concentración ya superó las 400 ppmv (partes por millón
volumen) y el máximo histórico sigue subiendo año tras año, producto de la
acción antropogénica: quema de combustibles fósiles y materia orgánica en
general y procesos industriales como la fabricación de cemento.
Fuentes
naturales: respiración, descomposición de materia orgánica, incendios
forestales naturales.
Fuentes
antrópicas: quema de combustibles fósiles, cambios en uso de suelos
(principalmente deforestación), quema de biomasa, manufactura de cemento.
Sumidero
(zinc): absorción por las aguas oceánicas, y organismos marinos y terrestres,
especialmente bosque, fitoplancton y arrecifes de coral.
Ciclo de vida: entre 50 y 200 años.
El
cambio climático es la mayor amenaza ambiental del siglo XXI, con consecuencias
económicas, sociales y ambientales de gran magnitud. Todos sin excepción; los
ciudadanos, las empresas, las economías y la naturaleza en todo el mundo están
siendo afectadas.
El
problema del cambio climático es que en el último siglo el ritmo de estas
variaciones se ha acelerado mucho, y la tendencia es que esta aceleración va a
ser exponencial si no se toman medidas que lo controlen.
El
ritmo desbocado de esta modificación climática tendrá como consecuencia grandes
alteraciones físicas, como la elevación del nivel del mar, enormes deterioros
ambientales y serias amenazas para la humanidad, así como extensión de
enfermedades, daños por acontecimientos climáticos violentos, pérdida de
cosechas, disminución de los recursos hídricos, entre otros problemas.
El
nivel de emisiones de dióxido de carbono (CO2) ha aumentado un 31%; el metano
(CH4) se ha incrementado un 145% y el óxido nitroso (N2O) un 15%. Se sabe que
las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera en la
actualidad superan las alcanzadas en el último medio millón de años, y
probablemente en los últimos 20 millones de años. Además, la atmósfera está
recibiendo otros gases que no existían: Clorofluorcarbonados (son derivados de
los hidrocarburos saturados obtenidos mediante la sustitución de átomos de
hidrógeno por átomos de flúor y/o cloro principalmente) y compuestos
perfluorados.
El
incremento de las emisiones de dióxido de carbono provoca alrededor del 50-60%
del calentamiento global. La combustión de combustibles fósiles para la
generación de energía provoca alrededor del 70-75% de las emisiones de CO2,
mientras que el resto de las emisiones son provocadas por los tubos de escape
de los vehículos. Pero la emisión de CO2 surge también de los propios
consumidores: en España cada hogar produce hasta 5 toneladas de CO2 anuales,
según datos del Ministerio de Medio Ambiente. Sólo el coche y la calefacción
concentran el 54% del CO2 emitido por el consumo familiar.
CONSECUENCIAS
DEL AUMENTO DEL DIÓXIDO DE CARBONO (CO2)
1.- La temperatura media de la superficie
terrestre se ha incrementado a lo largo del siglo XX en 0,6 °C. En el siglo XXI
se prevé que la temperatura global se incremente entre 1 y 5 °C.
2.- En el Siglo XXI el nivel del mar subirá entre
9 y 88 cm, dependiendo de los escenarios de emisiones considerados.
3.- Incremento de fenómenos de erosión y
salinización en áreas costeras.
4.- Aumento y propagación de enfermedades
infecciosas.
5.- Desplazamiento de las especies hacia altitudes
o latitudes más frías, buscando los climas a los que están habituados. Aquellas
especies que no sean capaces de adaptarse ni desplazarse se extinguirán.
6.- Aumento en frecuencia e intensidad de los
fenómenos meteorológicos extremos.
MEDIDAS PARA
REDUCIR LA EMISIÓN DE DIÓXIDO DE CARBONO (CO2)
1.- Protocolo de Kyoto.
Para restringir las emisiones de gases de efecto invernadero,
principalmente CO2, se rubricaba en diciembre de 1997 el protocolo de Kyoto,
donde los países firmantes se comprometían a reducir estas emisiones en una
media de 5,2% hasta el 2012 respecto a los niveles de 1990. Sin embargo, según
un informe de Naciones Unidas, las emisiones de gases contaminantes, sobre todo
de CO2, aumentarán en los países industrializados en un 17% en los próximos 10
años a pesar de los compromisos por reducirlos. Estados Unidos, principal
emisor de CO2 del mundo, no ha firmado el protocolo porque considera que los
perjuicios para su economía son mayores que los supuestos beneficios para el
medio ambiente. No obstante, el Protocolo podría originar grandes ganancias
para aquellos países que desarrollen tecnologías ecológicas y para los que emiten
menos gases con efecto invernadero de lo permitido, puesto que todo ello se
podrá vender a aquellos países que no cumplen con los objetivos.
2.- Cambiar las bombillas tradicionales por otras
de bajo consumo (compactas fluorescentes, o Leds). Las CFL, consumen 60% menos
electricidad que una bombilla tradicional, con lo que este cambio reduciría la
emisión de dióxido de carbono en 140 kilos al año.
3.- Utilizar un colgador/tendedero en vez de una
secadora de ropa. Si se seca la ropa al aire libre la mitad del año, se reduce
en 320 kilos la emisión de dióxido de carbono al año.
4.- Comprar productos de papel reciclado. La
fabricación de papel reciclado consume entre 70% y 90% menos energía y evita
que continúe la deforestación mundial.
5.- Utilizar menos los aparatos eléctricos; al
menos, los encaminados exclusivamente al ocio. Desconectar los aparatos de
radio, televisión, juegos, etc., a los que no se esté prestando atención en ese
momento.
6.- -Usar menos el automóvil. Caminar, ir en
bicicleta, compartir el vehículo y usar el transporte público. Reducir el uso
del vehículo propio en 15 kilómetros semanales evita emitir 230 kilos de
dióxido de carbono al año.
Bibliografía
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